La mítica banda británica,
Madness, formada en 1978 en uno de los barrios con mayor efervescencia musical de Londres, Camden, viajó hasta la isla para subirse al escenario de
Ibiza Rocks Hotel.
El miércoles, 13 de agosto, los nostálgicos del revival ska de los 70 y 80 disfrutaron en vivo de uno de los mejores tributos a los clásicos que se ha hecho en la isla. La banda que marcó historia en su época demostró que, pese a los años, no han perdido esa energía y calidad musical que les hizo famosos. Al ritmo de sus temas
My girl, One step beyond o
It must be love, el grupo tocó, brincó y contagió a un público entregado que tarareaba todas sus canciones. No había un perfil determinado, adolescentes y adultos hasta metidos en sus 50 y 60 años, compartieron pista de baile como en ningún otro sitio de Ibiza, unidos por la música.
No llegaron a la hora y media de concierto, pero sin duda nos aventuraríamos a decir que fueron uno de los grupos más energéticos y divertidos que ha pasado por la isla esta temporada. Prueba de ello, era la sonrisa dibujada en las caras de los asistentes al acabar el concierto. Nadie quería irse a casa y el grupo llegó a tocar hasta dos canciones más a petición del público.
“Volvemos por petición popular. Fuimos votados el mejor directo de Ibiza en 2012 y la gente ha hablado; sería feo no hacerles caso”, declaró el grupo antes del concierto. Y no defraudaron, vestidos con trajes negros e incluso sombreros como antaño demostraron que la buena música nunca perece.
La también artista londinense,
Hollie Cook, fue la telonera de Madness. Para quienes no la conocían, es la hija de una ilustre figura de la música, nada menos que
Paul Cook, el bajista de los
Sex Pistols. Mucho menos Punk que su padre es el estilo de esta cantante de espíritu reggae e influencias jamaicanas que con una voz sensual y dulce fue preparando al público para la que se avecinaba sobre el escenario.
