Destino vivió el viernes, 8 de agosto, una particular
Flower Power en la que los auténticos protagonistas fueron los asistentes a la fiesta. Vestidos con pelucas afro, flores de colores, pantalones de talle alto y gafas gigantes que rememoraban la esencia hippie de los años 60. Un viaje atrás en el tiempo en el que no faltaron los míticos y ya, casi himnos de Peace & Love, “Could you be loved” de Bob Marley, “Yellow Submarine” de los Beatles y “Love in in the air” de John Paul Young unidos al olor a incienso que invadía la pista de baile y que creaba una atmósfera de misticismo y felicidad altamente contagiosa. Los clásicos fueron dando paso a temas más modernos, como “Happy” de Pharrell Williams, pero siempre con ese toque de energía positiva que conseguía dibujar una sonrisa en la cara de cada uno de los asistentes que se acercaban a la sala.
La terraza del lujoso resort propiedad de Pacha se vistió de símbolos de paz, coloridas flores, y hojas de marihuana de cartón que colgaban sobre las cabezas de la multitud. No hubo un sólo asistente que no se fotografiara en el interior de la furgoneta Volkswagen, los coches “escarabajo” o en el photocall de los Beatles cruzando Abbey Road que se instalaron a la entrada al recinto. Hasta la zona vip sufrió una transformación total con la incorporación de camas balinesas con coloridos cojines y alfombras y los deejays pinchando sobre los tambores de una gran batería plateada. También se organizó un amplio mercadillo con puestos de productos hechos a mano como bolsos, diademas, máscaras, pulseras y cuadros.
Tampoco faltaron las pancartas reivindicativas pronunciándose en contra de las petroleras, un tema bastante candente en la isla tras los proyectos de prospección que empresas privadas quieren llevar a cabo en las costas Mediterráneas.
El espectáculo se completó con un gran reparto de performances que repartieron bengalas y flores e hicieron pequeños shows a lo largo de la tarde. No faltó una impresionante Harley Davidson cruzando por el medio de la pista. En la piscina central, un hombre voló con unos patines de agua a propulsión y la música sólo decayó a las 24h, momento en el que todas las miradas se dirigieron a la ciudad amurallada de Dalt Vila donde los fuegos artificiales con motivo de las Fiestas de la Terra iluminaron el mar. Las montañas de Talamanca se convirtieron, sin duda, en la perfecta localización para disfrutar del esperado espectáculo.
